Clases presenciales, un retorno impostergable

Jorge Iglesias

Este año lectivo, en 3,102 centros educativos a nivel nacional, 954,233 estudiantes regresan a las aulas. Para Panamá, que ocupa uno de los primeros lugares entre los países con mayor cantidad de días sin clases en el mundo, este retorno es impostergable. Representa la primera oportunidad para eliminar las deficiencias de los estudiantes que, con la pandemia, aumentaron aún más la disparidad educativa entre las diversas regiones del país y los propios centros educativos.

Las pruebas nacionales e internacionales así lo indican. ERCE 2019 -aplicada antes de la pandemia- marcó un retroceso en los logros de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Como país, debemos estar conscientes de la necesidad de recuperar los aprendizajes perdidos en estos dos años. Los docentes deben ser garantes que ello ocurra. Cada acudiente en su entorno familiar debe acompañar emocionalmente a nuestra niñez en este proceso.

La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en un reciente estudio, indicó que serán necesarios de 8 a 10 años para recuperar los aprendizajes perdidos, producto de la pandemia. UNICEF indica que 100, 700 Niños, Niñas y Adolescentes (NNA), entre los 5 y 20 años, están excluidos de las aulas de clases. Si no empezamos a priorizar la educación, le seguiremos robando las oportunidades y los sueños al sujeto y objeto del sistema educativo, al presente y al futuro de Panamá: nuestra niñez.

La educación es un derecho humano fundamental, consagrado en nuestra Constitución, que debe ser garantizado a toda nuestra niñez. No acceder a educación incluyente y de calidad, perpetúa en nuestra niñez la pobreza multidimensional. En Panamá, actualmente el 15% vive en pobreza extrema.

En la pandemia, a cada miembro de la comunidad educativa le tocó liderar parte del proceso educativo e improvisar. Fue un momento para aprender en el propio camino de incertidumbre que emprendimos.

Según datos del Ministerio de Educación, en 2020, por cada 10 estudiantes matriculados en primaria, solo 1 se gradúa de secundaria. No son sólo cifras: son nuestros hijos, hermanos, vecinos; es nuestra niñez y juventud. Debemos apoyarlos. Garanticemos trayectorias escolares completas y acompañémoslos en este retorno impostergable. Asimismo, debe ser impostergable el compromiso de cada panameño y panameña por garantizar educación incluyente y de calidad a nuestros niños.

Cumplimos con regresar a las aulas. El retorno presencial no es la cura a la enfermedad. Nuestra educación está en cuidados intensivos. Debemos exigir la implementación de los acuerdos de políticas públicas del Compromiso Nacional por la Educación, siendo indispensable su ejecución tras fallidos intentos desde que se derogara en su totalidad la Reforma Educativa de 1979. Requerimos una transformación curricular y materiales educativos innovadores de calidad, líderes pedagógicos en el aula con formación y evaluación permanente, descentralización del propio sistema educativo, una gestión administrativa eficaz y el fomento del liderazgo de los directores.

Promovamos el pensamiento crítico en cada estudiante. Formemos los agentes de cambio que Panamá necesita desde las aulas. Pongámonos al día y asumamos un compromiso con la educación que se visibilice en los aprendizajes de nuestros niños y niñas.

El autor es miembro de Jóvenes Unidos por la Educación y estudiante del MAE en Quality Leadership University.

Este artículo es una reproducción de una noticia que se publicó el 8 de marzo de 2022 en el diario La Prensa.

Bloise, Jorge Isaac Iglesias. “Clases presenciales, un retorno impostergable.” La Prensa Panamá, 8 Mar. 2022, www.prensa.com/impresa/opinion/clases-presenciales-un-retorno-impostergable.

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